
Durante años nos vendieron fe, pero hoy nos muestran hechos. La Vinotinto Sub-17 no es una corazonada ni un eslogan emocional: es el resultado de un proyecto que decidió competir, formar y trascender. Y aunque el futuro aún se escribe, esta generación ya dejó claro de dónde viene y hacia dónde quiere ir.
Por años, la narrativa que envolvía a la selección absoluta de Venezuela se sostuvo en lo intangible. Campañas como “Mano, tengo fe” o “Hasta que deje de latir” apelaban a la emoción, a la ilusión, a ese amor incondicional que el hincha venezolano ha sabido sostener incluso en medio de la frustración. Pero también, hay que decirlo, esas piezas sirvieron para maquillar una subrealidad deportiva que nunca terminó de cuajar en resultados.
Hoy, sin embargo, algo ha cambiado. Y no es el uniforme ni el nombre del rival. Es el enfoque. Es el mensaje. Es el proyecto. La Federación Venezolana de Fútbol, bajo la gestión de Jorge Giménez, ha dado un giro estratégico en su narrativa institucional, y lo ha hecho con la selección sub-17 como estandarte. En esta oportunidad, el marketing no vende corazonadas: comunica hechos.
La campaña “De dónde venimos”, publicada recientemente, marca un antes y un después. No hay frases vacías ni promesas abstractas. Hay números, hay planificación, hay estrategia. Títulos como “Un sistema que no se improvisa” y “Nada de esto fue por casualidad” rompen con el paradigma federativo de décadas, donde el azar parecía ser el único plan. Hoy, la FVF apuesta por dar valor al proyecto Corazón Vinotinto, una idea que nació en esta gestión y que, más allá de los adeptos o detractores, ya tiene un logro tangible: el boleto al Mundial Sub-17 en Qatar.
La pieza no solo destaca el camino recorrido, sino también la identidad del grupo. “Una base sólida”, “Generaciones que trascienden fronteras”, “Una generación que creció compitiendo” son más que slogans: son diagnósticos. Son afirmaciones respaldadas por el rendimiento de jugadores como Maitán y Caraballo, convocados a la selección absoluta con apenas 17 años. Son el reflejo de un proceso que, por primera vez en mucho tiempo, parece tener continuidad.
Marketing diferente, para una era diferente
Y es que más allá de cómo le vaya a esta selección en el Mundial, lo que no podemos negar es que estos chamos portan la bandera de una nueva identidad futbolística. No arrastran los vicios del pasado. No cargan con los endosos de gestiones anteriores. Son el fruto de una apuesta institucional que, al menos en esta oportunidad, muestra resultados.
Con 22 años, estos jóvenes podrían estar en el Mundial 2030. No es descabellado pensar que ellos sean la base del próximo proceso de mayores. Y eso, en sí mismo, ya es una victoria. Porque por primera vez, el «Corazón Vinotinto» no suena metafórico: late dentro de un proyecto que cree en el desarrollo, en la formación, en la competencia.
Estos chamos son la pastilla que necesitamos para dejar atrás el guayabo de la Vinotinto absoluta. No son culpables del pasado, pero sí responsables de escribir nuevas páginas hacia el futuro. Y si algo nos queda claro, es que el marketing con propósito puede ser más que una herramienta de seducción: puede ser el espejo de una gestión que, al menos en esta categoría, ha decidido hablar con hechos.
¡Que estén los que deben estar!
Y si algo sería saludable para este nuevo proceso, es que la FVF entienda que no necesita influencers para construir identidad. Estos chamos —los que entrenan, compiten y sueñan con representar al país— son los verdaderos influenciadores del futuro. No hacen falta seguidores, ni views, ni likes para llegar a un Mundial. Lo que se requiere es compromiso, formación, y la unión de todos los factores que hacen vida en el fútbol nacional, los verdaderos, no los improvisados. Lo demás, en muchos casos, son oportunismos disfrazados de entusiasmo, que aprovechan el boom y las facilidades del sistema para figurar sin aportar. Este grupo juvenil representa una oportunidad para dejar atrás el ruido y enfocarse en lo esencial: el desarrollo real del talento venezolano.
Venezuela debuta en el Mundial sub 17, allí sonará el ¡Gloria al Bravo Pueblo!


Por Luis Alonzo Paz | CNP 10.760
