
En el mundo, o más bien universo del fútbol, especialmente en la actualidad, el resultado final es irrefutablemente el más importante acontecimiento en la disputa de un partido. El mismo, refleja, o quizás no, lo que sucedió dentro del rectángulo de juego durante más de 90 minutos.
Pero es el fútbol tan complejo como la vida misma, que dicho marcador puede estar sujeto al desarrollo del cotejo, o puede mostrar precisamente lo contrario, en cualquier caso, lo fáctico es lo fáctico, y es irrefutable.
Venezuela igualó sin goles el pasado 24 de marzo ante su similar de Guatemala, en un partido donde el resultado, que ya de por sí dejó mucho que desear, fue lo más rescatable del combinado dirigido por el argentino Fernando «Bocha» Batista.
Se esperaba una Venezuela arrolladora, tomando el cuenta el rival al cual se medía que no es, ni de cerca, comparable al campeón de Europa Italia, selección a la cual enfrentó la Vinotinto unos días atrás y ante la cual se mostró sólida en la mayor parte del compromiso, siendo un duro escollo para la tetracampeona del mundo, quien de igual manera logró resolver el asunto con jerarquía sobre el final.
Precisamente jerarquía fue de lo que careció la selección nacional ante los guatemaltecos, que sin gran brillo y un juego muy directo, logró deshacerse de la presión inicial de una Venezuela que conforme transcurrían los minutos se mostraba cada vez más impotente, al ser incapaz de dominar el balón en algunos lapsos del compromiso.
«Lo vamos a tomar de la misma manera», había declarado el seleccionador nacional, haciendo clara alusión al partido anterior ante Italia, sin embargo, los seis cambios en el once titular con relación al cotejo frente a la azzurra, no parecía ser a priori una buena señal de dichas afirmaciones, y ya en el desarrollo del juego se pudo constatar aquello.
Guatemala era más, mientras Venezuela se mostraba inoperante con el balón, se vio un equipo muy largo, con espacios entre líneas, fallidas conducciones de balón, errores en las entregas, controles largos y una llamativa y hasta preocupante fractura entre atacantes y defensores, con Savarino, Otero, Machís y Cádiz bastante alejados de Rincón y Pereira, quienes en vez de servir como enlaces y transportadores del balón hacia «los que saben», se encontraban mucho más preocupados en intentar darle salida al equipo, actuando como últimos hombres en una «falsa» línea de 3 centrales, que por cierto, nunca dio resultado y acabó en algunas situaciones riesgosas para Venezuela como la falta de coordinación para provocar el fuera de juego.
Así fue gran parte del primer tiempo, dónde también se debe destacar el trabajo del portero Joel Graterol, quien mantuvo el cero en la portería, y por qué no, la buena labor por la banda izquierda del lateral Miguel Navarro, de lo más destacado en Venezuela.
Finalizados los primeros 45′ minutos, el Batista hizo un «mea culpa», reformulando totalmente el planteamiento inicial, un 4-2-3-1 muy ofensivo, por un más coherente y equilibrado 4-4-2. Salió el capitán Rincón, con amarilla, un inofensivo Savarino y un Otero aún más débil, quien no realizó ninguna acción relevante en el partido.
Para el rearmado táctico ingresaron Rondón, para acompañar a un solitario Cádiz en el ataque, Murillo, quien actuó como un volante-extremo por la derecha y que en 5 minutos fue más creativo que Otero y Savarino juntos en 45 minutos, además, de Cásseres, quien equilibró la mitad de la cancha con Pereira.
Venezuela mejoró considerablemente en la segunda mitad, aún así, siguió a merced de los ataques guatemaltecos, que incluso fueron igual o más punzantes que en la primera mitad, a pesar de ello, quedó demostrado que para la Vinotinto es indispensable jugar con al menos, tres jugadores en la mitad de la cancha.
Alguna que otra ocasión, aunque ninguna clara, tuvieron los dirigidos por Fernando Batista, quien hizo ingresar también a Córdova, viejo conocido de la casa, Aramburu, que fue de lo mejor ante Italia, y a un debutante Andrade, quien tuvo sólo seis minutos para mostrar algo, que al final terminó siendo poco.
En ese contexto, se quedaron en el banquillo los jugadores destacados del pre olímpico sub 23 disputado en Venezuela apenas hace mes y poco más, y por segundo partido consecutivo.
Mathias Lacava, Telasco Segovia, Carlos Vivas, Renné Rivas o Bryant Ortega, no jugaron ni un sólo minuto en la doble fecha.
¿Será que el bocha no cuenta con estos jugadores para la selección mayor, al menos por ahora?
El tiempo lo dirá, en teoría, a la Vinotinto no le quedan más partidos antes de su debut en Copa América ante Ecuador, sin embargo, la dinámica precompetitiva nos hace pensar que la FVF debería, como mínimo, coordinar un partido amistoso de cara al importante torneo continental, porque la imagen mostrada este domingo en el Shell Energy Stadium de Houston, dejó mucho que desear.
Esleiter Martínez
