En una noche de remontada y resistencia, el Real Madrid logró su tercer triunfo consecutivo en LaLiga EA Sports 2025-26 tras vencer 2-1 al RCD Mallorca en el Santiago Bernabéu. El equipo dirigido por Xabi Alonso se mantiene invicto y líder provisional, pero lo hace sin alardes: con un fútbol modesto, de esfuerzo colectivo y momentos puntuales de inspiración.

El encuentro comenzó con sorpresa. Mallorca, lejos de amilanarse ante el escenario, se adelantó en el minuto 18 con un cabezazo de Vedat Muriqi tras un córner bien ejecutado. El conjunto balear mostró orden, intensidad y una lectura táctica que incomodó al Madrid durante buena parte del primer tiempo. Su planteamiento defensivo, compacto y solidario, obligó a los locales a buscar soluciones desde la pizarra y la paciencia.

La reacción blanca llegó en apenas 73 segundos: primero Arda Güler igualó con un cabezazo tras una jugada ensayada, y luego Vinícius Jr. culminó un contragolpe con clase para poner el 2-1 definitivo. Más allá del marcador, el Real Madrid volvió a evidenciar que su fortaleza no reside en el brillo constante, sino en la capacidad de competir con sobriedad, adaptarse a los momentos del partido y aprovechar sus talentos en instantes clave.

Mallorca, por su parte, dejó una imagen digna. A pesar de la derrota, el equipo de Jagoba Arrasate demostró que puede mirar de frente a los grandes, y que su lugar en la tabla no refleja la valentía con la que compite. Tuvo ocasiones para empatar, como el disparo de Samu Costa que fue desviado en la línea, y nunca renunció al partido.

Xabi Alonso lo resumió con claridad: “Hay cosas buenas y cosas a corregir, que lo haremos. Sabíamos que estos tres partidos eran importantes para competirlos, evolucionar en cosas, definiendo el camino”.

El Real Madrid sigue sumando, pero lo hace sin estridencias. Su fútbol no deslumbra, pero convence. Y en ese equilibrio entre humildad y eficacia, encuentra su identidad.

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