En un país donde el sueño del repechaje mundialista late con fuerza en cada rincón, el periodista Gerardo Blanco se atreve a hacer lo que pocos hacen: cuestionar el relato oficial. En su columna “Ya basta del humo de Batista”, publicada en Líder en Deportes, Blanco no solo comparte el anhelo colectivo de ver a Venezuela en el Mundial 2026, sino que denuncia con firmeza la falta de argumentos futbolísticos y la retórica vacía del seleccionador nacional. Su crítica, valiente y necesaria, nos recuerda que el verdadero progreso no se construye con humo, sino con juego, identidad y coraje.

Columna «Visión de Juego» del periodista Gerardo Blanco

La previsible derrota contra la actual selección campeona del mundo, que tiene en sus filas a un tal Lionel Messi, uno de los mejores de la historia de este deporte, no debe sorprender ni causar pánico innecesario, porque Venezuela sigue dependiendo de ella misma y de la jerarquía indiscutible de Brasil para quedarse con el premio de consolación de ir a la repesca.

Tal como habíamos anticipado aquí la semana pasada las posibilidades de que la Vinotinto sumara puntos en Argentina eran menos que cero. Solo un vendedor de humo consumado como el seleccionador nacional Fernando “Bocha” Batista podía creer su soberana mentira de que Venezuela saldría a arruinarle la fiesta de despedida a Messi, en su último partido de eliminatorias con la camiseta albiceleste.

Un técnico que después de dos años y medio en el cargo no ha podido conseguir que la selección sostenga la pelota y de tres pases seguidos sin perderla, que no ha logrado exprimir a fondo el talento de la mejor generación de futbolistas de la historia del país, no iba a cometer la estulticia de salir a atacar a Argentina con el riesgo de recibir una paliza.

Lo que debió hacer contra Bolivia en El Alto, cuando cometió la insensatez de colocar a Salomón Rondón y Jhonder Cádiz en el ataque, en un partido donde la selección no tendría el mínimo chance de correr o de meter centros, esta vez sí lo realizó ante Argentina, ante la que había jurado que saldría atacar con todo.

Batista armó una línea de cinco para evitar el despliegue rival por los costados y colocó tres mediocampistas para interrumpir en lo posible las líneas de pases y el soberbio control de la pelota de tipos como Mastantuono o Messi. El supuesto ataque que tenía preparado Batista para enfrentar a Argentina fue pura labia ante la prensa de su país para vender el relato de que está cambiando a la selección nacional. Venezuela solo pisó el área de Argentina con un par de centros en el primer tiempo en busca de Salomón Rondón que quedaron en nada, pero ni una sola vez disparó al arco.

Contra Colombia, el DT ya no puede seguir con su fábrica de humareda. En la peor eliminatoria suramericana desde que se juega todos contra todos, con Brasil en horas bajas, Perú y Chile sin alma ni recambio y Bolivia viva gracias a los tres puntos que donó Venezuela con un planteamiento absurdo, Batista tiene la oportunidad de conseguir el repechaje. Pero ya basta del cuento de tener fe y las demás hierbas publicitarias. El martes ante Maturín, la Vinotinto debe jugar el mejor partido de su historia en eliminatorias. Y para ello hay que tener la pelota y atacar al rival. Lo demás es humo.

Ahora sí hay que apoyar a Brasil

Hubo una época en la que la selección que apoyaban buena parte de los venezolanos no era la Vinotinto, sino la verdeamarilla de Brasil. La primera vez que cubrimos un choque de eliminatorias mundialistas fue en un ya lejano 1989, cuando la eliminatoria suramericana se disputaban en grupos y a Venezuela le tocó enfrentar a la Brasil de Romario, Bebeto, Branco y Dunga que ganaría su cuarto título en Estados Unidos 1990, y al Chile de Iván Zamorano el “Mortero” Jorge Aravena.

Venezuela abrió aquellas eliminatorias ante Brasil en el estadio Brígido Iriarte y el entrenamiento de la canarinha parecía que se realizaba en casa. Miles de aficionados acudieron a la práctica a tomarse fotos y aplaudir a rabiar a la selección rival que dos días después le endosaría un 0-4 a Venezuela, en un estadio en la que jugó de visitante, porque la mayoría de las gradas y tribunas estaban repletas de camisetas verdes y amarillas. Y una vez que Brasil quedó campeón en el Mundial de 1990, centenares de caraqueños repletaron las calles del este de Caracas en ruidosas caravanas para festejar un título que no era suyo.

Pues bien, es hora de que Brasil devuelva a Venezuela ese loco respaldo que por suerte ya se apagó en nuestro país, gracias a la Vinotinto de Richard Páez que dio una identidad a la selección nacional. Esta vez, sí habrá que salir a festejar que Brasil empate o venza a Bolivia y dé una mano extra para ganar el repechaje.

Colombia y Perú firmaron un pacto de no agresión para ir a Rusia 2018

Los pactos de no agresión en el fútbol en partidos decisivos como el que jugará el martes Venezuela y Colombia en Maturín están siempre a la orden del día y son objeto de especulación. La selección neogranadina llega a este choque con la clasificación asegurada, sin nada que jugarse más allá del honor y la sana rivalidad deportiva que ha existido entre las dos naciones hermanas, especialmente cuando de Juegos Bolivarianos se trata.

Los cafeteros saben muy bien de lo que se refiere este asunto, porque ya les tocó vivir en carne propia un duelo similar ante Perú en la última jornada de la eliminatoria a la Copa Mundial de Rusia 2018. Colombia, Perú, Chile y Paraguay llegaban al día crucial con chance de clasificar directo o quedarse con el quinto lugar de la repesca y en el segundo tiempo en el estadio Nacional de Lima, tras el gol en propio puerta del arquero David Ospina, que puso la igualada 1-1 en el marcador, ambas selecciones firmaron tácitamente ese pacto de no agresión para evitar más goles.

Porque Brasil vencía a Chile y Venezuela derrotaba sorpresivamente a Paraguay en Asunción, lo que daba la clasificación directa a Colombia y el puesto de repechaje a los incas. Entonces se vio al capitán de los cafeteros, Rafael Falcao, intercambiar palabras y gestos con su par en el equipo incaico, Paolo Guerrero, para sellar ese armisticio que beneficiaba a ambas selecciones. Seguro Colombia vendrá a ofrecer todo el talento de su plantilla comandada por James Rodríguez, pero si las circunstancias y el viento sopla a favor de Venezuela con una victoria parcial de Brasil en El Alto, no es de extrañar que la presión por ganar se reduzca en ambos lados de la cancha y se firme otro armisticio de guante blanco.

TRD Sport | Cortesía Diario Líder