El béisbol, como la vida, suele premiar la constancia antes que el ruido. Miguel Rojas lo entendió desde siempre. Durante años fue el obrero silencioso del diamante: guante seguro, mente fría, alma de equipo. No necesitaba reflectores para brillar. Su trabajo se medía en los gestos pequeños, un lanzamiento bien cortado, una palabra oportuna al lanzador, una sonrisa entre innings. Y, sin embargo, el destino, caprichoso como un lanzamiento en curva, lo eligió para escribir su nombre en la eternidad.

Fue en el séptimo juego de la Serie Mundial de 2025. El marcador adverso, el estadio detenido en un solo pulso, y el reloj del béisbol marcando su último compás. Entonces, Miguel Rojas tomó el turno que nadie imaginaba suyo. Un swing medido, casi sereno, y el sonido puro del contacto llenó la noche. La pelota viajó hacia el fondo del jardín izquierdo como si buscara su propio destino. Un jonrón. Un suspiro que rompió el silencio. Un veterano que, de pronto, era héroe.

En ese instante, Rojas recordó (sin saberlo) a Luis Sojo, aquel otro venezolano que, en el 2000, decidió una Serie Mundial con un sencillo discreto, pero eterno. Ambos comparten la esencia del jugador sin artificios, del que entiende que la gloria no se busca, sino que llega cuando uno hace bien su trabajo todos los días. Sojo con un batazo rasante que cruzó el infield; Rojas con una pelota que se elevó hasta perderse en la inmensidad. Dos gestos distintos, una misma lección: la grandeza puede habitar en los silenciosos.

El jonrón de Rojas no solo empató el juego. Despertó la memoria del béisbol, recordó que la épica no siempre pertenece al más joven ni al más fuerte, sino al más persistente. Aquel golpe al cielo fue una metáfora del esfuerzo de una carrera entera. En ese swing se resumieron los años de disciplina, los viajes, las derrotas, los turnos que no salen, las madrugadas sin gloria. Todo eso se transformó en un solo instante, en un vuelo de pelota que convirtió al hombre de todos los días en un símbolo de eternidad.

Hoy los Dodgers son los Bicampeones del beisbol de Estados Unidos y se deslumbra una dinastía como esa recordada dinastía de los Yankees del 98 al 2000. Los Dodgers contarán con estrellas como Ohtani, Yamamoto, Freeman, pero en la sombra siempre habrá un veterano que haga el trabajo y ese es Miguel Rojas.


TRD Sport | Rober Hernández