El béisbol como el punto de partida para el nacimiento del Círculo de Periodistas Deportivos de Venezuela (CPD), el gran reto de narrar un mundo que nunca se detiene

Cada vez que arranca una nueva temporada de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, se activa algo más que el calendario deportivo: se reactiva una memoria colectiva, una pasión nacional y, sobre todo, una responsabilidad comunicacional que no se puede tomar a la ligera.

Porque el béisbol no es solo un deporte. Es un lenguaje. Un archivo emocional. Un espejo de país. Y en ese espejo, el periodismo deportivo tiene un rol que va más allá de la crónica o la estadística: tiene la tarea de interpretar, preservar y dignificar.

Un gremio que nació de la necesidad

En 1941, tras el histórico campeonato mundial de béisbol logrado por Venezuela en La Habana, se gestó una idea que marcaría el rumbo del periodismo deportivo nacional. Fue en local de la Liga Venezolana de Foot Ball de Caracas donde se dieron los primeros pasos para crear el Círculo de Periodistas Deportivos de Venezuela (CPD), no como una ocurrencia institucional, sino como una respuesta urgente a la necesidad de agrupar, reconocer y dignificar a quienes narraban – narrativa en general – el deporte con profesionalismo.

Desde entonces, el CPD ha sido testigo y protagonista de la evolución del oficio, acompañando generaciones de comunicadores que entendieron que el deporte no se cubre como cualquier otra fuente: se interpreta, se contextualiza, se honra.

El deporte: un mundo dentro del mundo

El inicio de la temporada de béisbol profesional en Venezuela al igual que los demás deportes profesionales o amateurs, es más que una cita deportiva. Es el reinicio de un universo narrativo que toca todas las fibras de la sociedad: economía, salud, turismo, alimentación, farándula, política, sucesos… pero con códigos propios. El deporte es un mundo dentro del mundo, y el periodismo deportivo debe estar preparado para entenderlo y traducirlo.

Por eso, el periodista deportivo no puede improvisar. Debe estar en constante movimiento cognitivo, más allá de la tecnología o los formatos. Porque el deporte cambia, se reinventa, y exige del comunicador una sensibilidad que no se aprende en una plantilla. De ahí esa importancia de no hacer creer que entrevistar en las afueras de un estadio a los fanáticos, convierte al comunicador en un especialista en el deporte. Al contrario, si no da otro tipo de pasos, el tiempo y la experiencia de otros automáticamente los consumirá.

El oficio que exige más que datos

Señalaba el colega Gerardo Oviedo (+) una realidad que no se puede ignorar: un periodista deportivo puede cubrir cualquier otra fuente sin mayor trauma; pero quien viene de otra fuente difícilmente podrá cubrir deporte con comodidad o seguridad. Porque el deporte exige más que datos. Exige contexto, ritmo, historia, y una conexión emocional con el hecho deportivo. Y el deporte exige algo que a muchas personas no les agrada, entrega total, sin fines de semana libres, o el uso común de la palabra «vacaciones».

Esta temporada de béisbol es solo un nuevo punto de partida. Esta reflexión aplica también al fútbol, al atletismo, al ciclismo, al voleibol, al boxeo, al deporte adaptado, al escolar, al comunitario. Cada disciplina tiene su lenguaje, su narrativa, su complejidad. Y el periodista deportivo debe conocerlas, respetarlas y narrarlas con dignidad.

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La memoria gremial y el reto generacional

Hoy, parte de las nuevas generaciones desconocen la terminología gremial. Pero si se detienen a buscar la historia, encontrarán que el deporte y sus comunicadores se organizaron no solo para luchar por condiciones profesionales, sino para reconocerse entre pares. Así como lo hace la AIPS a nivel internacional, el CPD en Venezuela y sus ramificaciones regionales, sigue siendo un espacio de memoria activa, de encuentro y de dignificación del oficio.

No se trata de etiquetas. Se trata de demostrar, en cada cobertura, en cada silencio, en cada pregunta bien hecha, que el periodismo deportivo es una especialización que exige respeto. Y que narrar el deporte, como el deporte mismo, merece pasión, pero también responsabilidad.

Los gremios: donde la historia se convierte en propósito

Los gremios no nacen por improvisación. Nacen por necesidad, por convicción, por visión. Más allá de sus fines y objetivos, deben ser capaces de unir historia, conocimiento, preparación y experiencia. Solo así pueden convertirse en verdaderos gremios de profesionales, no en agrupaciones circunstanciales.

En el periodismo deportivo, esa unión es vital. Porque no se trata solo de cubrir eventos, sino de comprender lo que representan. No se trata de acumular credenciales, sino de construir credibilidad. Y no se trata de llamarse especialista como cliché, sino de demostrarlo como marca de calidad humana.

El deporte exige narradores que respeten su ritmo, su memoria y su impacto. Y los gremios, como el CPD en Venezuela, existen para que esa exigencia no se diluya en el ruido. Para que el oficio se preserve, se reconozca y se transmita con dignidad.

En tiempos de inmediatez, el periodismo deportivo necesita más que velocidad. Necesita profundidad. Y los gremios, cuando nacen con propósito, son el espacio donde esa profundidad se cultiva.

“Este escrito es un homenaje a quienes decidieron hacer del periodismo deportivo su vocación. A los que se especializan sin etiquetas, a los que llegan temprano a una cancha, a los que narran con respeto y pasión. Y en especial, a los que por razones de la vida ya no están. Porque cada temporada, en cualquier deporte, hay rostros que se repiten, otros que debutan, y el recuerdo imborrable de quienes estuvieron en la anterior… y en esta ya no están. Este artículo se escribe bajo el sol, como se cubre el deporte: con luz, con memoria, y con la certeza de que contar lo que pasa, también es honrar lo que fue.”

Luis Alonzo Paz | CNP 10.760

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