Madrid (EFE).- “Es mi vida, no quiero cambiar…”, las primeras estrofas de la canción “Los chicos no lloran” (1990) es el inicio de la serie documental sobre la vida de Miguel Bosé, “Bosé renacido”, en la que con un tono sosegado y emocionado habla sobre su infancia, sus hijos, su activismo, sus padres y su carrera musical.

Un documental de cuatro capítulos que se estrenará el 5 de septiembre en Movistar Plus+, realizado en colaboración con Shine Iberia, en el que Bosé, a través de su propio testimonio, además de los de hermanas, amigos y representantes de la música con los que ha trabajado, hace un ejercicio de reconciliación con una verdad con la que espera un nuevo renacer personal y profesional.

La serie descubre a un artista que se ha reinventado en varias ocasiones y en la que cuenta con detalle episodios ya relatados en su libro “El hijo del Capitán Trueno”, desvela otros de manera sutil y calla muchos.

Una serie donde se descubre que sus amigos, incluso aunque no estén de acuerdo con sus planteamientos, son fieles al hombre y leales a un artista que ha roto moldes en todas las facetas de su vida.

Un Bosé seductor, cultivado e inteligente que ha enamorado a hombres y mujeres, que se ha divertido y bajado a los infiernos; trabajador, perfeccionista, al que le hubiera gustado dedicarse a la agricultura y que, desde siempre, ha disfrutado cocinando para sus amigos.

Reconoce haber pasado por una época “salvaje”, donde hizo cosas “sumamente peligrosas -menos la heroína lo he probado todo-” y otra “en la que el sexo fue de lo más puro a lo más infame”.

Cuatro destinos, cuatro casas

Su destino ha estado vinculado a cuatro casas que han significado en cada momento un renacimiento para él en un sentido u otro, como describen las letras de sus canciones que sirven como hilo conductor a la serie.

La primera de esas casas, la finca Villa Paz (Cuenca), la recorre con sus hermanas Lucía y Paola, y confiesa que allí vivió la etapa más feliz de su vida, su infancia, un lugar al que nunca volvió tras la separación de sus padres.

La mítica casa familiar de Somosaguas fue refugio de músicos, pintores y escritores y en ella ha vivido la mayor parte de su vida, la sostuvo con su trabajo y, asegura, “estaba cargada de recuerdos, de presencias”.

En el mismo espacio edificó una vivienda moderna para un Bosé que ya tenía en mente la necesidad de ser padre. Una casa nueva en la que acoger a sus dos hijos en 2011, Tadeo y Diego, con los que se le ve llegar siendo bebés de pocas semanas, rodeado de toda su familia.

Un sueño cumplido, una familia que crece en una cuarta casa, la vivienda en la que lleva desde 2018 instalado en México y a la que califica de “mi refugio”, el lugar donde se instaló tras su separación de Nacho Palau.